- Se requiere una urbe apropiada para la infancia, con accesibilidad, participación, juego, acceso a la justicia y libertad: Mónica González Contró
Hay que reconocer que las niñas y los niños son habitantes de esta ciudad, e integrantes de la sociedad; por ello es importante que comencemos a pensar desde esa perspectiva y exigir acciones al respecto, afirmó la directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Mónica González Contró.
Al participar en el coloquio Ciudades para las infancias. El ejercicio activo del derecho a la ciudad, organizado por el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) y ante el abogado general de la Universidad Nacional, Hugo Alejandro Concha Cantú, refirió:
Decir que los pequeños “son el futuro” es profundamente discriminatorio “porque es como decir que no son relevantes ahora, y que lo que importa es que los cuidemos para que después sean buenos ciudadanos. Eso es absolutamente contrario al enfoque de derechos”.
Al abordar Una mirada jurídica al ejercicio del derecho a la ciudad de las infancias, dijo que a ese tema se le ha visto como uno de urbanismo y de personas adultas. “Hay una profunda invisibilización hacia las niñas y niños; y para nombrar ese fenómeno elegí el término de misopedia”, que es una situación normalizada de discriminación, en donde se les niega sistemáticamente el ejercicio de derechos.
Al no nombrarlo parece que el fenómeno no existe; está normalizado. Por eso es importante darle un nombre: “los movimientos sociales que han logrado su reivindicación, de mujeres, de diversidades sexuales, han nombrado el machismo, el sexismo, la homofobia, la transfobia, actitudes condenables que niegan derechos y que implican un posicionamiento político”.
En términos de movilidad, el transporte público tampoco está pensado para las niñas y niños. El mobiliario urbano, la planeación de las ciudades, todo cuenta con una mirada adultocéntrica. “Eso no tiene un enfoque de derechos, y es algo que debemos comenzar a cambiar”, reiteró la exabogada general de la UNAM.
González Contró recordó, en presencia del director del PUEC y encargado de dar la bienvenida al Coloquio, Javier Delgado Campos, que en el pasado a las niñas y niños “nos tocó jugar en la calle, cuando había una conciencia distinta de la apropiación de la ciudad, pero eso se ha vuelto cada vez más complejo”.
En la actualidad, en la Ciudad de México no dejamos salir a los niños. Lo mismo ocurre en otras urbes del país; el miedo nos obliga a encapsularnos y la sociedad se va fragmentando más. Hay que pensar qué podemos hacer ante esto, añadió.
El reto más significativo es el tema de la seguridad; pero se requiere una que sea apropiada para las infancias, porque es diferente la pensada desde la perspectiva adulta, de una persona que puede estar sola en un parque; por eso, insistió, el enfoque de derechos es importante.
Otro tema por desarrollar es la participación infantil, pues aunque se han efectuado ejercicios al respecto no hay mecanismos consolidados. Por ejemplo, las consultas infantil y juvenil que implementa el Instituto Nacional Electoral están acotadas y son personas adultas las que eligen los temas, reconoció González Contró.
También se debe consultar a grupos específicos de niñas y niños. Para crear legislación en materia de adopción o de sistema de justicia para adolescentes, tendría que incorporarse la visión y opinión de las niñas y niños que hayan pasado por esos procesos; sin embargo, no se ha logrado esa participación.
La democracia partidista que tenemos también es adultocéntrica, porque carecen de derechos de representación política; se asume que los representan sus padres. Pero si vemos los casos de maltrato infantil, las principales personas maltratadoras son familiares; lo mismo ocurre en situaciones de abuso sexual y homicidio doloso, que son realizados por personas que guardan una relación de parentesco con las víctimas.
El objetivo del enfoque de derechos, aclaró, es analizar diferencias y corregir prácticas discriminatorias que obstaculizan el desarrollo a partir de una injusta distribución del poder. Sus atributos son: los derechos humanos deben ser el objetivo del desarrollo y, por ende, de las políticas públicas; identificar a los titulares de prerrogativas y a los obligados a garantizarlas; y los principios y normas de derechos inalienables deben orientar la cooperación al progreso.
Ese enfoque es éticamente correcto y efectivo para promover el desarrollo humano, estableció González Contró. En este caso implica el reconocimiento de niñas, niños y adolescentes como verdaderos titulares de derechos, y permite pasar de un enfoque asistencial a uno de derechos, entre otros aspectos.
Los principios rectores de la Convención sobre los Derechos del Niño (tratado internacional de las Naciones Unidas) que deben estar en cualquier política pública dirigida a ese sector de la población son: no discriminación, interés superior de la niñez, derecho a la vida, supervivencia y desarrollo, y derecho a expresar sus puntos de vista en todos los asuntos que les afectan.
El esparcimiento, juego y actividades recreativas se vinculan con la construcción y acceso a espacios públicos adecuados y seguros. Se requiere una ciudad apropiada para la infancia, con accesibilidad, participación, juego, acceso a la justicia y libertad, finalizó.
—oOo—
Artículo recuperado originalmente de: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2024_737.html