• En México la contribución del sector turismo al PIB fue de 8.7 por ciento en 2019, asegura Gustavo López Pardo
• La UNAM cuenta con la nueva Licenciatura en Turismo y Desarrollo Sostenible
• En 2019 nuestro país ocupó el séptimo lugar a escala internacional por el número de extranjeros que visitaron el territorio nacional
• Los viajeros prefieren lugares donde no haya concentración de personas, dice el experto
• Es la principal fuente de trabajo para Quintana Roo, Oaxaca, Baja California y Guerrero, enfatiza en ocasión del Día Mundial del Turismo que se celebra el 27 de septiembre
La economía mundial en su conjunto padece los efectos de la emergencia sanitaria; escenario en el que el turismo ha sido uno de los más afectados, por ello se estima que será hasta finales de 2023 o principios de 2024 cuando este sector recupere los niveles que tenía en 2019, señala Gustavo López Pardo, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
Después del desplome de la actividad durante el año pasado, hoy se registra un repunte, aunque no es espectacular; hay crecimiento, más viajes, pero todavía la cantidad no es la que se tenía en 2019. La recuperación es alentada por la existencia de planes de vacunación contra la COVID-19 y las estrategias sanitarias en los diferentes países. La reactivación total tardará aun si no se presentan nuevas olas de la pandemia, advierte el experto.
Carrera 131 en la UNAM
En este contexto mundial, el Consejo Universitario de la UNAM aprobó crear la Licenciatura en Turismo y Desarrollo Sostenible, con la que esta casa de estudios llega a 131 carreras en su oferta académica. Se impartirá en la Escuela Nacional de Estudios Superiores Unidad León. El objetivo es formar profesionales críticos y reflexivos, capaces de gestionar el turismo, que basado en el desarrollo sostenible coadyuve al progreso social y económico de los destinos y comunidades dedicadas a esta actividad.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, “la mayor crisis de la historia del turismo está ya en su segundo año y ningún país ha quedado ileso. Entre enero y mayo, las llegadas de turistas internacionales fueron 85 por ciento inferiores a las de 2019 y 65 por ciento inferiores a las de 2020. A pesar de un pequeño repunte en mayo, la aparición de nuevas variantes de COVID-19 y la constante imposición de restricciones han hecho que el turismo interno esté recuperándose a un ritmo superior al de los viajes internacionales”.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) estima que el número de turistas en 2020 fue 73 por ciento menor a 2019; es decir, aproximadamente mil millones dejaron de viajar. La gente no tuvo movilidad y, por lo tanto, las divisas o recursos generados por esta actividad tuvieron una caída espectacular, señala el especialista.
En ocasión del Día Mundial del Turismo, el investigador recuerda que México es uno de los principales países receptores de actividad turística; en 2019 ocupó el séptimo lugar a escala internacional por el número de extranjeros que visitaron el territorio nacional, luego de que en la primera década de este siglo perdió competitividad y dejó de estar en los 10 primeros lugares.
Esta conmemoración, que se celebra cada 27 de septiembre a partir de 1980, fomenta la sensibilización respecto al valor social, cultural, político y económico de esa actividad y la contribución que puede hacer a los Objetivos del Desarrollo Sostenible.
Generador de empleos
Antes de la emergencia sanitaria el turismo era próspero, en constante crecimiento, alcanzó mil 500 millones de llegadas turísticas a nivel mundial, rebasó las estimaciones de la OMT y generó aproximadamente tres billones de dólares. Además, representó una alternativa, sobre todo para las economías en vías de desarrollo, que ahí tenían una opción de crecimiento económico.
Ese sector, abunda López Pardo, también generó 10 por ciento de los empleos en el mundo y significó cerca de 32 por ciento del valor generado en la economía mundial en el ámbito de servicios.
En México, la contribución al PIB en 2019 fue de 8.7 por ciento con una derrama económica que permitía solventar el comportamiento errático de otras actividades económicas, en particular, del sector primario, abunda.
De acuerdo con el INEGI, el turismo creó aproximadamente nueve por ciento de los empleos a escala nacional. En 2019 había 637 mil establecimientos dedicados al hospedaje, alimentación y bebidas, los cuales generaron 2.6 millones de empleos; la mayoría en pequeñas y medianas empresas.
De hecho, refiere el universitario, es la principal fuente de trabajo para algunas regiones como Quintana Roo, con Cancún y la Riviera Maya, y en otras entidades como Oaxaca, Baja California o Guerrero tiene un papel importante en la generación de actividad económica.
Tampoco se debe perder de vista que, dentro de la actividad turística nacional, aproximadamente 30 por ciento corresponde al turismo receptivo o internacional, y el resto es interno. “Por eso es muy importante que la estrategia de reactivación en este sector, no sólo se enfoque a atraer turistas extranjeros, sino a los propios paseantes mexicanos, como ya se está haciendo”.
El turismo doméstico se realiza a través de la movilidad en auto, avión, ferrocarril o autobús; la pernocta se distribuye en hoteles, casas de familiares y otros establecimientos (como renta de departamentos o casas); y el consumo de alimentos se efectúa en hoteles, restaurantes y otros lugares.
En cambio, la mayor parte del receptivo en numerosas ocasiones viaja con todo incluido, en los llamados “paquetes” que se compran en los sitios de origen e incluyen transporte, alojamiento, actividades y alimentos; los viajeros nacionales en un buen porcentaje realizan actividades y consumen alimentos de manera más libre, enfatiza.
Gustavo López asevera que el turismo y la consecuente captación de visitantes y divisas ha sido motivo de competencia entre los destinos donde ahora se desarrollan estrategias para recuperar, acaparar o atraer al mayor porcentaje de paseantes al implementar estrategias de precio, diversificación productiva, etcétera.
Por ahora, y mientras siga la incertidumbre de la crisis sanitaria, los viajeros prefieren lugares donde no haya concentración de personas o el semáforo epidemiológico indique mejor manejo sanitario. Además del plan nacional para atender la pandemia, las entidades federativas acatan indicaciones y realizan otras acciones particulares, que son importantes porque generan confianza en los visitantes para ir a sus destinos, manifiesta López Pardo.
Beneficios para todos
Respecto al tema 2021 de esta celebración, “Turismo para un crecimiento inclusivo”, el especialista señala que es necesario incorporar a esta actividad a las personas con capacidades diferentes y a los grupos tradicionalmente excluidos, como las comunidades marginadas.
Debe significar la posibilidad de incorporar sus beneficios económicos y sociales a toda la población porque, desafortunadamente, se rige por las leyes del mercado y está mediado por las condiciones económicas y la capacidad de acceder a esos servicios. El artículo 24 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece: “toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas”, lo cual no se cumple para la mayoría.
La actual administración, reconoce López Pardo, cuenta con programas dirigidos a proporcionar la posibilidad de acceso y disfrute de actividades turísticas para la población menos favorecida, como los programas Sonrisas por tu Ciudad o Turismo de Barrio, en la Ciudad de México.
La movilidad, concluye, no puede estar por encima de la seguridad sanitaria, por lo cual se debe hacer un gran esfuerzo por parte de los sectores público, privado y social para brindar a los visitantes la mayor seguridad posible, así como a las comunidades receptoras, y evitar que los turistas lleven contagios.