• El momento contemporáneo se constituye como el tiempo en el que los estereotipos deben ser rotos, dijo Brenda Araceli Bustos
• Participó en el Seminario Perspectivas Críticas en Discapacidad, organizado por la Escuela Nacional de Trabajo Social
En el Informe Mundial sobre Discapacidad, la Organización Mundial de la Salud llama la atención sobre el crecimiento en las tasas de personas en esa situación. Lo anterior ha sido generado, principalmente, por dos circunstancias: el envejecimiento de la población y el incremento de enfermedades crónico-degenerativas, factores que, a decir del organismo internacional, no encuentran cabida en los imaginarios sociales contemporáneos.
Así lo expuso Brenda Araceli Bustos García, del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, quien añadió que las “visiones estereotipadas de la discapacidad” insisten en los usuarios de silla de ruedas y algunos otros grupos “clásicos”, como las personas ciegas o sordas.
En el Seminario Perspectivas Críticas en Discapacidad, organizado por la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, expuso que el llamamiento de la OMS en torno a la estereotipificación es palpable en los discursos sociales, y de forma más sutil en los paradigmas científicos, en los cuales no se han realizado avances o análisis sobre su reconceptualización.
El momento contemporáneo se constituye como el tiempo en el que los estereotipos deben ser rotos, ya que las discapacidades generadas a partir de las enfermedades crónico-degenerativas no siempre son visibles, recalcó la especialista.
Al participar en el encuentro organizado por el Centro de Investigación y Estudios en Discapacidad y Salud de la ENTS, añadió: durante décadas, las personas con discapacidad y sus familiares han pugnado por establecer una diferenciación, separación o distanciamiento entre discapacidad y enfermedad.
Existía una tendencia a homologar, incluso a volverlas sinónimos. “Si bien se han alcanzado logros en este sentido, aún existe una tendencia a mirar a la discapacidad como una enfermedad en sí y por sí misma; más allá de considerarla como una forma de ser y estar en el mundo, se le ve como una alteración leve o grave del funcionamiento normal del organismo”.
Al referirse a movimientos sociales de personas con padecimientos crónicos discapacitantes/discapacidad, expuso que esa enunciación pone de manifiesto que la enfermedad es un rompimiento o alteración de la normalidad, definición que incide en la circunscripción de la discapacidad al modelo médico, el cual prevalece en nuestras sociedades, siendo esta una de las primeras luchas que los movimientos por la discapacidad han manifestado.
Detalló que en la definición de estos se establece que se componen de un grupo de personas que hacen uso de la protesta, entre otras herramientas, con el objetivo de incidir en el cambio de un aspecto de la sociedad.
Al correr de los años, los movimientos revolucionarios, críticos, progresistas, han sido conservadores en cuanto a discapacidad se refiere. Siguen con la reproducción de discursos estigmatizantes hacia esa condición, así como el tipo de política pública e “intervención de derecha”. Y es que para ellos, el cuerpo discapacitado no puede aportar nada a la transformación crítica de los países, señaló.
En los estudios del tema nos referimos a luchas por el reconocimiento o por los derechos, que se inician tarde en la historia, en los años 60 y 70 del siglo pasado, pugnando porque la discapacidad sea considerada como una forma de ser en el mundo, que se trata de personas dignas de derechos de primera generación, como estudiar y trabajar.
Y han dado resultado, ya que cada vez hay mayor acceso a la educación para ese sector de la población, pero que, sin embargo, no se corresponde con el acceso a puestos laborales, finalizó Bustos García.
Artículo tomado originalmente de: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2022_593.html