• Se realizó la conferencia “Hablemos de Cultura Académica, La Universidad y el Mundo”, organizada por el Centro de Enseñanza para Extranjeros y Fundación UNAM
  • La Universidad Nacional busca consolidarse como referente y actor indispensable que contribuye a solucionar las problemáticas que afectan el desarrollo de México, sostuvo Tamara Martínez Ruíz
  • Nuestras instituciones deben cultivar en los jóvenes aspectos de una ciudadanía global, empática, que entienda la realidad de otros, señaló William Lee Alardín
  • Debemos enseñarles a discriminar lo cierto de lo falso y qué preguntas deben hacer sobre la realidad, dijo Antonio López Vega
    Las universidades no se pueden limitar a transmitir el conocimiento de hoy, sino a generar entre sus alumnas y alumnos las capacidades y herramientas que les permitan adaptarse a ambientes de cambios acelerados para los próximos 30 o 50 años, en los que sepan discernir la información cierta de la falsa, mantener una posición crítica ante su realidad y frente a los avances tecnológicos como la inteligencia artificial (IA).

Así lo afirmaron especialistas de la UNAM y de instituciones de educación superior españolas, al participar en la conferencia “Hablemos de Cultura Académica, La Universidad y el Mundo”, organizada por el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE) y Fundación UNAM.

La conferencia fue moderada por la secretaria de Desarrollo Institucional, Diana Tamara Martínez Ruíz, quien recordó que recientemente la Universidad Nacional publicó el Plan de Desarrollo Institucional 2023-2027, el cual pretende consolidar el papel de esta casa de estudios como referente y actor indispensable que contribuye a solucionar las diversas problemáticas que afectan el desarrollo de México y a garantizar una educación e investigación de calidad al servicio de la sociedad.

Ante el presidente del Consejo Directivo de Fundación UNAM, Dionisio Meade García de León, el coordinador de Relaciones y Asuntos Internacionales de la UNAM, William Lee Alardín, aseguró:

Además de brindarles herramientas para adaptarse a los contextos cambiantes, se deben cultivar entre las y los jóvenes aspectos de una ciudadanía global, empática, que puede entender la realidad de otros y sus entornos, que permitan disipar “el miedo” a lo diferente o desconocido.

Las universidades, abundó, deben seguir siendo el espacio en el que se puedan discutir todos los temas de manera respetuosa y colectiva, donde se cultive la conciencia crítica frente al ámbito político y se fomente la democracia, que implica exigir rendición de cuentas de quienes toman decisiones.

“La participación significa un cuestionamiento constante de lo que está pasando y de la autoridad. Eso es lo que hacemos en la universidad y debemos contagiarlo, pues la democracia funciona en la medida en que hay retroalimentación entre quienes ejercen el gobierno y quienes lo viven”, sostuvo Lee Alardín durante el encuentro en el que la directora del CEPE, Anel Pérez Martínez, dio la bienvenida a los ponentes.

A distancia, el director del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, y especialista en Historia del Pensamiento, Antonio López Vega, indicó que hoy en día los alumnos no tienen tiempo para reflexionar y se enfrentan a fenómenos como la posverdad, por lo que una tarea importante es enseñarles a discriminar lo cierto de lo falso y qué preguntas deben hacer sobre la realidad.

Las universidades, prosiguió, deben ser más flexibles en la formación a las y los jóvenes, pues hoy el mundo profesional es más exigente, pero muy volátil en cuanto a la empleabilidad. “Muchas veces enseñamos como en décadas pasadas para sociedades del siglo XXI, tremendamente flexible, dúctiles con los jóvenes”.

Asimismo, hizo un llamado a que las sociedades sean críticas de las oportunidades reales que les ofrecen a sus nuevas generaciones, en las que hay una ausencia de esperanza, que puede ser lo peor para el futuro.

Ellos son quienes alimentan la esperanza, “el soñar en grande”, pero sus sueños se ven trastocados por el resurgimiento de nacionalismos, proteccionismos, realidades xenófobas, entre otras problemáticas, agregó en el encuentro en el que intervino el investigador emérito del Instituto de Geofísica y miembro del Consejo Directivo de Fundación UNAM, Jaime Humberto Urrutia Fucugauchi.

Transformación

De igual forma, el director del Foro de Humanismo Tecnológico de Esade -escuela de negocios de España-, José María Lassalle Ruiz, afirmó que el papel de las universidades es fundamental en el contexto de la lucha entre Estados Unidos y China, por la hegemonía de la inteligencia artificial y la transformación digital.

Las instituciones de educación superior, explicó, deben modernizarse si quieren preservar lo que se ha configurado como la cultura de la civilización moderna, construida alrededor de un conocimiento organizado dentro de una inteligencia colectiva -como es la inteligencia universitaria-, y que se ha generado con estándares globales, circulación abierta, que ha hecho posible que existan muchas personas con capacidades críticas para juzgar y analizar su tiempo.

La transformación que se requiere es para conducir una herramienta como la IA y el cambio tecnológico que exige una adaptación y resignificación del papel crítico que la universidad tiene que desarrollar, sustituyendo la idea de conocimiento por el de sabiduría, que es transmitir herramientas de comportamiento prudencial para gestionar el inmenso poder que la humanidad está siendo capaz de liberar alrededor de la inteligencia artificial.

Antes, la directora del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, Gabriela de la Cruz Flores, consideró que la labor de las universidades debe fundamentarse en el mejor conocimiento disponible, buscar responder a los retos de la época, proyectar escenarios donde pudiera verse comprometido el desarrollo de las comunidades para anticiparse y mejorar condiciones adversas.

Históricamente, abundó, estas instituciones han justificado su relevancia a partir de formar profesionales y conocimientos especializados. Ahora resulta insuficiente frente a los enormes problemas en un marco global, regional y local, los cuales demandan estrechar lazos de colaboración nacional e internacional interuniversitaria para la generación y aplicación del conocimiento; crear redes, consorcios y asociaciones, así como incorporar el uso de las tecnologías en el proceso de formación, lo que implica construir nuevos modelos educativos, entre otros.

Cambio de época

En el auditorio “José Vasconcelos”, del CEPE, Dionisio Meade García de León resaltó que las conferencias “Hablemos de Cultura” buscan ser un espacio para reflexionar temas que afectan al mundo y a la universidad. “Vivimos un cambio de época y si hay alguna institución que tiene que revisarse es la universidad”.

Con él coincidió Anel Pérez Martínez, quien enfatizó que la cultura y el papel de la universidad son cruciales en un contexto de elecciones, conflictos internacionales, cambio climático, entre otros.

De igual forma, Jaime Humberto Urrutia destacó que el encuentro es parte de las actividades que esta agrupación realiza para la divulgación de temas de relevancia nacional e internacional y que se integran a las acciones que llevan a cabo como integrantes del Consorcio Universidades por la Ciencia.

Artículo recuperado de: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2024_408.html

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