• Se transmite por contaminación de agua y alimentos con materia fecal, contacto con sangre contaminada y por vía sexual, informa Roberto Vázquez Campuzano
• En México es una enfermedad bien vigilada, indica
• Recomienda mantener hábitos de higiene como lavarse las manos y desinfectar frutas y verduras, entre otros
• El 28 de julio se celebra el Día Mundial de esta enfermedad, con el lema «la hepatitis no puede esperar»
Producida por un virus que provoca inflamación en el hígado y genera cáncer en este órgano, cirrosis e incluso la muerte, la hepatitis prevalece y de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada 30 segundos muere una persona por esta infección o sus complicaciones.
“Existen 325 millones de personas viviendo con esa enfermedad en el orbe y nueve de cada diez no saben que la padecen, asegura Roberto Vázquez Campuzano, profesor de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Hay quienes no presentan síntomas e ignoran que están infectados. Sin embargo, cuando se presentan incluyen fiebre, fatiga, pérdida de apetito, náusea, vómitos, dolor abdominal, orina oscura, heces color arcilla, dolor en las articulaciones e ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos).
En caso de ser crónica comienzan a aparecer de dos semanas a seis meses después de haberse infectado; si es crónica, es probable que los experimente varios años después y provoca complicaciones como cirrosis (cicatrización del hígado), insuficiencia hepática y cáncer de hígado. El diagnóstico y el tratamiento tempranos las previenen.
A propósito del Día Mundial de la Hepatitis, que se conmemora el 28 de julio, el también director del Departamento de Enfermedades Emergentes y Urgencias del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) de la Secretaría de Salud, explica: existen cinco tipos de hepatitis con grado progresivo de gravedad (A, B, C, D y E) y más de 20 virus asociados a este padecimiento. “Los cinco tipos provienen de virus diferentes, pero causan la misma enfermedad, con diferente evolución”.
En México la tipo A tiene una prevalencia de aproximadamente 70 por ciento en el país, lo que significa que siete de cada diez personas hemos tenido contacto con este virus que se transmite por la contaminación de agua o alimentos con materia fecal, lo cual es común. La infección se adquiere durante la infancia, la mayoría de los niños no desarrolla síntomas y pasa inadvertida.
En la B, la prevalencia es de 4.5 por ciento; menos de 0.2 por ciento son portadores crónicos. De los niños menores de cinco años que la adquieren, destaca el universitario, 90 por ciento se convierten en portadores crónicos, y la mayoría va a desarrollar cirrosis o cáncer. Por eso es importante aplicarles la vacuna pentavalente.
Para la hepatitis C es el dos por ciento. Aquí el problema más grave es que 85 por ciento de quienes sufren la infección se convierten en portadores crónicos y tienen riesgo de desarrollar cirrosis o carcinoma hepatocelular (cáncer de hígado) de 15 a 25 años después de la infección.
“Sobre hepatitis D, en 30 años trabajando con esta enfermedad, no he visto un solo caso en México, no sabemos cuál es la prevalencia porque está estrechamente asociada al virus de hepatitis B. En el caso de hepatitis E estimamos que la prevalencia en México es de 15 por ciento, y también se transmite por vía fecal-oral”, agrega.
Luego de añadir que la transmisión también puede ser por vía sexual o sanguínea, Vázquez Campuzano asevera: la hepatitis es una enfermedad bien vigilada en México, toda vez que existe un Programa Nacional de Vigilancia Epidemiológica de Hepatitis A, B, C y de otros virus.
Para prevenirla hay que tener, principalmente, buenos hábitos higiénicos: lavarse las manos, comer alimentos que no se cocinen en la vía pública porque la materia fecal está pulverizada en el ambiente; desinfectar frutas y verduras, tener cuidado al entrar en contacto con la sangre y usar métodos barrera en las relaciones sexuales, recomienda el especialista.
Cortar la cadena de transmisión
El Día Mundial de la Hepatitis es una iniciativa estratégica cada 28 de julio y el lema este año es “la hepatitis no puede esperar”. Y así es: si podemos detectarla y darle tratamiento a una persona infectada con estos virus, podemos cortar la cadena de transmisión. Por ello es importante concientizarnos y tener información, refiere.
Las hepatitis virales representan una elevada carga de enfermedad y mortalidad a nivel mundial. Se estima que 57 por ciento de los casos de cirrosis hepática y 78 por ciento de los de cáncer primario de hígado se deben a infecciones por los virus de la hepatitis B o C.
En 2010 la 63 Asamblea Mundial de la Salud designó el 28 de julio como el Día Mundial contra la Hepatitis y solicitó una respuesta integral en la lucha contra esta enfermedad. Desde entonces, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS llevan a cabo una serie de acciones para unir esfuerzos y establecer estrategias, a fin de combatirla a nivel global y regional.
La dosis de vacunación al nacer, durante las primeras 24 horas, es clave para prevenir la transmisión del virus de la hepatitis B (VHB) de madre a hijo; la vacunación infantil de rutina es la mejor estrategia para lograr la inmunidad.
Los países de América registran progreso en la eliminación de la hepatitis B de madre a hijo y en la transmisión en la primera infancia; es la región con la menor seroprevalencia del VHB crónico en niños de cinco años.