• Se trata de una enfermedad dinámica, pero que no se contagia, como antes se creía: Dora Liz Vera Serna
• Mayor riesgo de padecerla cuando se alimenta a los bebés con fórmula y no se realiza limpieza bucal o cepillado dental, expresó
• La educación es el principal escudo para prevenirla, recomendó
Las caries en niños son un problema grave de salud que se presenta desde edades tempranas. El Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Patologías Bucales, de la Secretaría de Salud, señala que 85 por ciento de los infantes y adolescentes entre 6 y 19 años de edad, es decir, que ya tienen la segunda dentición o dientes permanentes, presentan esta enfermedad, afirmó Dora Liz Vera Serna, de la Facultad de Odontología (FO).
La experta de la UNAM expuso que, desde hace décadas, las caries son el principal padecimiento de la boca, tanto en niños como en adultos. La Organización Mundial de la Salud reportó el año pasado, antes del inicio de la pandemia, que tres mil 500 millones de personas están afectadas; 530 millones de niños las presentan durante la primera dentición, cuando aún tienen dientes de leche.
Vera Serna abundó que en México, los pequeños de 5 años 11 meses o menos se ven afectados por las caries hasta en 71 por ciento; en formas más graves o en dientes que no deberían presentar destrucción, hasta 36 por ciento de ese mismo sector de la población. “Eso nos lleva a pensar qué estamos haciendo mal como profesionales de la salud dental. Es un problema fuerte y la principal enfermedad que afecta la boca en nuestro país”, aun cuando es prevenible.
Se trata de una enfermedad dinámica y no transmisible, es decir, que no se contagia, como antes se creía, indicó. Los microorganismos responsables de este proceso se encuentran en la boca y si no tenemos higiene, permanecen mucho tiempo adheridos al esmalte de los dientes. “Si no quitamos esa ‘organización’ de bacterias (antes llamada placa dentobacteriana y que ahora se conoce como biopelícula) permanece en los tejidos dentarios”.
Si a la falta de higiene se suma la ingesta excesiva de azúcares naturales o procesados, se producen ácidos, resultado de la interacción de las bacterias que comienzan a desmineralizar el tejido; primero se desarrollan manchas o cambios en la coloración y luego cavitaciones u hoyitos en el diente. “Cuanto más profundo se invadan los tejidos dentarios, existe más riesgo al dolor, infecciones e inflamación”.
Dora Liz Vera sostuvo que el principal escudo contra la caries es la educación, entendida como un proceso donde se acompaña a los pacientes. La primera revisión de un odontopediatra debe ser entre los 4 y 6 meses de edad.
Cuando se les da fórmula, hay un mayor riesgo de caries. “Hay que empezar la higiene con una gasa y después con un cepillo suave conforme erupcionen los dientes”. De ahí la importancia de la primera consulta antes de que brote el primer diente, para dar información y acompañamiento, insistió la especialista.
Luego de aclarar que las caries no se corrigen dando calcio en forma de medicamentos, la universitaria explicó que en el mercado existen numerosas pastas dentales, algunas específicas para niños, sin fluoruro y otras con una cantidad específica del mismo.
Se requiere trabajar en equipo, especialistas y familia, para cumplir con las revisiones y corregir errores, cambiar el tamaño del cepillo, la cantidad de pasta y motivar a que el pequeño, conforme crece, se enjuague y escupa. Cuando los niños tienen tres años se les puede poner dentífrico equivalente al tamaño de una lenteja. Esos parámetros se modifican conforme a la edad, el número de dientes y la maduración del menor.
Dora Liz Vera Serna añadió que la higiene dental debe acompañar a los alimentos más fuertes: el desayuno, la comida y la cena, por lo cual lo recomendable es cepillarse tres veces al día.
Finalmente, aclaró que los responsables del cepillado de los niños no son ellos mismos, sino sus padres, quienes deben realizarlo desde que el bebé tiene cuatro meses hasta que el niño rebase los 8 años, porque hasta entonces comienza a tener mayor control en su motricidad fina para hacer los movimientos adecuados. La meta es que los dientes se mantengan sanos para que cumplan sus funciones y no se presente un problema de salud limitante.