• Existe excesiva prescripción de antibióticos entre médicos de primer nivel, de atención en clínicas y consultorios anexos a farmacias, aseguraron especialistas
• En el encuentro “Resistencia antimicrobiana: enfoque integral. One health. Acciones necesarias urgentes”, plantearon propuestas para enfrentar esta situación
La educación a estudiantes de Medicina de pregrado y posgrado, a médicos de primer nivel de atención, así como la concientización a los pacientes sobre lo que es la resistencia antimicrobiana, provocada por el abuso de antibióticos, es uno de los antídotos para combatir este grave y creciente problema de salud pública, coincidieron expertos reunidos por la UNAM.
Durante el encuentro “Resistencia antimicrobiana: enfoque integral. One health. Acciones necesarias urgentes”, Mauricio Rodríguez Álvarez, de la Facultad de Medicina, expuso que el Plan Universitario contra la Resistencia Antimicrobiana (PUCRA) cuenta con cursos abiertos en línea (MOOC), infografías y publicaciones para documentar la gravedad de la resistencia antimicrobiana.
En la mesa “Acciones Educativas”, moderada por el presidente de la Academia Nacional de Medicina de México (ANMM), José Halabe Cherem, la jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, Rosa María Wong Chew, destacó que la resistencia antibacteriana es un grave problema de salud pública.
“Se calcula, por la Organización Mundial de la Salud, que aproximadamente mueren 700 mil personas cada año por este problema. Para el año 2050, habrá diez millones de muertes anuales”. Además, a la inadecuada prescripción médica se suma la presión de los pacientes para recibir este tipo de medicamentos y de los padres de familia para dar antibióticos a niños.
En el encuentro organizado por la UNAM, a través del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) y la ANMM, Adolfo René Méndez Cruz, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, dijo que las universidades tienen responsabilidad para que los alumnos comprendan la resistencia que generan los antibióticos y su uso irracional, que ha llegado al uso de tres y hasta cuatro antibióticos durante la pandemia.
Propuso incrementar las acciones preventivas como lavado de manos y vacunación, favorecer la investigación básica sobre bacterias y su relación con los antibióticos y los estudios sobre la presión evolutiva que hacemos sobre los microorganismos. Los antibióticos son necesarios e incluso necesitamos más, pero es indispensable controlar su abuso.
A su vez, María Guadalupe Castro Martínez, directora de la Facultad de Medicina de la Universidad La Salle, señaló: “más del 50 por ciento del uso se hace de manera ambulatoria para infecciones frecuentes que a lo mejor no requieren el empleo de antibióticos, como son las infecciones de vías respiratorias superiores”.
Para educar sobre el tema, propuso impulsar un Día contra la Resistencia Bacteriana, para hacer conciencia entre la población, además de organizar un evento sobre el tema en el que participen expertos y estudiantes de pregrado y posgrado.
Jorge Eugenio Valdez García, presidente de la Asociación Mexicana de Facultades y Escuelas de Medicina, A.C., coincidió en la necesidad de fomentar la cultura de menor uso de antibióticos y subrayó que la resistencia antimicrobiana es un problema de salud pública que involucra a sectores de hospitales, servicio ambulatorio, consultorios y médicos.
Diagnósticos precisos
En la mesa “Acciones imprescindibles para mitigar el uso de antimicrobianos en el país y en sectores”, coordinada por Samuel Ponce de León, titular del PUIS, René Arredondo Hernández, de la Facultad de Medicina, recalcó:
Se pueden implementar acciones para lograr alta calidad higiénica en el quehacer hospitalario; optimizar el tratamiento de aguas residuales con métodos de desinfección que permitan eliminar las bacterias y los genes de resistencia; considerar pretratamientos en aguas residuales hospitalarias antes de la descarga al drenaje general, y que el personal de salud lleve a cabo una higiene adecuada.
Asimismo, se requiere investigación para caracterizar adecuadamente cuándo ocurre la resistencia y definir cuáles son los riesgos de encontrar genes de resistencia o bacterias resistentes en ciertos ambientes, así como cuáles pueden ser los valores máximos permitidos que adopte una norma oficial mexicana, de la cual carecemos.
Más adelante, José Luis Soto Hernández, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, recalcó la importancia de la gestión de antibióticos en la consulta externa, porque es ahí donde se utiliza la mayor cantidad.
Además, abundó, tener conciencia de la utilización de los antibióticos también ayuda a minimizar los diagnósticos erróneos o retrasados. Conocer las guías de práctica clínica ayuda a garantizar que se seleccione el fármaco, la dosis y la duración correcta cuando realmente se necesita, sostuvo en la mesa.
Estrictas medidas de higiene
En su intervención, Gabriel Soto Nieto, del Instituto Nacional de Cardiología, recalcó la importancia de las medidas en hospitales para enfrentar la resistencia de los microorganismos a los fármacos; la primera es un programa adecuado de lavado de manos, porque la tasa de contaminación del personal asociado a cuidados de la salud es de 13 a 15 por ciento.
“El problema es que la persistencia de los microorganismos en las manos es, en general, de 18 a más de 150 minutos, y en superficies inertes pueden durar horas, días y meses”. Hay estudios que indican que la causa de una infección asociada a cuidados de la salud puede ser derivada de una transmisión por el propio personal.
Inda Marcela Figueroa Ochoa, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, recomendó que la industria farmacéutica veterinaria participe en forma más responsable; la autoridad no permita la venta de productos de dudosa fabricación y eficacia; que existan normas de etiquetado correctas; respetar dosis y periodos de tratamiento.
También separar a los animales enfermos; hacer un muestreo de los productivos, fauna silvestre y de compañía, y sus productos y subproductos en diferentes zonas; así como la participación de las organizaciones de productores, instituciones educativas, colegios y asociaciones de profesionales en la difusión, vigilancia y cumplimiento de las normas oficiales vigentes respecto al tema.
Prescripción inadecuada
Durante la mesa “Retos y realidades de la prescripción de antibióticos”, Guadalupe Miranda Novales, del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, aseguró que los consultorios aledaños a las farmacias siguen prescribiendo antibióticos aunque en varias ocasiones no se necesiten.
Enfermedades como las infecciones respiratorias, las diarreicas y en vías urinarias tienen otro tipo de tratamientos, pero se utilizan antibióticos y fomenta el problema de la resistencia. Tampoco se toma en cuenta la etiología viral y el carácter autolimitado de la mayoría de casos de faringitis y diarrea.
En tanto, Eric Ochoa Hein, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, se refirió a la telemedicina, la cual tiene a favor el ahorro de tiempo y distancias para condiciones leves; sin embargo, se reduce la calidad de la atención al paciente.
Al proporcionar este tipo de servicio es importante atender las necesidades de los pacientes, integrar aspectos regulatorios (como recetas y notas) y fomentar una comunicación clara y directa con ellos antes de hacer prescripciones de fármacos.
José Gotés Palazuelos, también de Nutrición, refirió que el uso de antibióticos no mejora la tasa de la COVID-19 grave, mientras que utilizar medicamentos corticoesteroides la aumenta. Recomendó la educación y concientización de los trabajadores de la salud para evitar patrones irregulares de prescripción.