• El tema requiere un abordaje alejado de la óptica unidisciplinaria y tener masa crítica suficiente, afirmó William Lee Alardín
• Manuel Suárez Lastra aseguró que la cooperación internacional también es importante para su prevención
• Especialistas universitarios disertaron sobre el “Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres”
Debemos evitar ser reactivos y para ello es necesario prevenir situaciones de riesgo y emergencias ocasionadas por fenómenos socioambientales como sismos, inundaciones, erupciones volcánicas y desgajamiento de laderas, coincidieron expertos de la UNAM.
El tema requiere de una visión y el abordaje multidisciplinarios. Hay que considerar por qué y para qué se necesita la información para la gestión de riesgos. Implica generar conocimiento de ciencia básica, con la mirada puesta en las aplicaciones, además de tener masa crítica suficiente para lograr un mayor impacto en las políticas públicas, señaló el coordinador de la Investigación Científica, William Lee Alardín.
Durante la primera sesión del ciclo de mesas redondas Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres: el papel de la cooperación, organizado por el Seminario Universitario de Riesgos Socioambientales (SURSA) de la Universidad Nacional, añadió que el abordaje académico de situaciones de peligro pasa por analizar los impactos que queremos tener, los indicadores que estamos usando y por la evaluación que hace la propia comunidad de su trabajo a partir de comisiones de pares.
Al inaugurar el evento a distancia, el director del Instituto de Geografía (IGg), Manuel Suárez Lastra, coincidió en que la atención de este tema requiere una perspectiva más allá de la unidisciplinaridad, y es necesario unir a quienes lo ven desde la parte física, social, cultural y económica.
La cooperación entre los diferentes sectores de la ciencia y la colaboración internacional es importante para encontrar soluciones para su prevención, puntualizó.
Para la directora del Instituto de Ingeniería, Rosa María Ramírez Zamora, es fundamental que la sociedad participe en la gestión de riesgos a través de delegaciones regionales, mientras que los académicos deben trabajar de una manera conjunta y no atomizada.
En su oportunidad, el director del Instituto de Geofísica, José Luis Macías Vázquez, aseveró que en algunos temas como sismos y volcanes existe un cercano trabajo con los órganos de protección civil, aunque criticó que hay una desvinculación en los estudios.
“La población en México ha crecido de manera desmedida y con muy poca planeación urbana y muy poco ordenamiento territorial, por lo que estos fenómenos naturales nos pueden impactar de una manera más directa”.
La directora del Centro de Geociencias, Lucía Capra Pedol, consideró que es fundamental establecer alianzas y salir de la academia para estrechar lazos con el sector gubernamental y con las comunidades locales más vulnerables. “Al final lo que hacemos resulta en productos, pero muy pocos permean en los tomadores de decisiones”.
En tanto, el coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC), Francisco Estrada Porrúa, manifestó que hay que entender los peligros y los desastres naturales como una construcción social. Tenemos una parte física que, como el cambio climático, hay que entender de una manera disciplinaria, pero también son relevantes los procesos socioeconómicos.
Invitó a impulsar un enfoque multidisciplinario en este tópico y a formar masa crítica para contar con más capital humano especializado en esta materia dentro de las universidades.
Es importante abrir la agenda hacia las humanidades, y entender que las desigualdades sociales y económicas de la población potencian el riesgo, apuntó el investigador del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo, Enrique Provencio Durazo.
“Tras la pandemia, necesitaremos hacer más esfuerzos para intensificar el trabajo que se viene haciendo y las políticas públicas para lograr esa interacción entre políticas de desarrollo y gestión integral de riesgos”, indicó.
La titular del SURSA, del Instituto de Geografía (IGg), y moderadora del evento, Naxhelli Ruiz Rivera, dijo que la investigación que se realiza en la UNAM sobre contigencias socioambientales es heterogénea, pues se cultivan desde hace décadas las ciencias básicas y aplicadas que abordan fenómenos naturales a partir de la Geofísica, Geología, Ingeniería y Ciencias de la Atmósfera.
También de la Geografía Física y Humana se genera investigación relevante para su aplicación en el ordenamiento del territorio, la caracterización de la exposición a amenazas, los procesos de ocupación humana y resiliencia y, recientemente, sobre Sociología del Riesgo, Economía Ambiental, Psicología del Riesgo, Estudios del Desarrollo y Análisis de Vulnerabilidad Social, resumió.
Durante la charla “Perspectivas actuales para la cooperación en la gestión integral de riesgos de desastres”, la especialista de la Universidad de Chile, Carmen Paz Castro Correa, estimó fundamental tomar conciencia sobre las consecuencias que generan las lógicas de consumo que ponen en peligro la subsistencia humana desde una perspectiva de escala humana.
“Resulta una necesidad imperiosa mirar de qué manera nos relacionamos en los distintos mundos que estamos generando, más aún es fundamental que dejemos de distanciarnos y dividirnos por teorías para comenzar a conectarnos y colaborar en un proyecto de mundo en común”, acotó.
Es necesario, abundó, enfocarse en el peligro y no en el desastre, pues éste es la materialización de aquél, es cuando se lamentan las pérdidas de vida, económicas, de infraestructura; si seguimos poniendo el foco ahí, estaremos en un ciclo que no termina nunca.