• Proveen 95 por ciento de los alimentos que consumimos, señaló Blanca Lucía Prado Pano
• José Manuel Saniger Blesa subrayó que una de las acciones en el PUEIS es generar proyectos transversales con otros programas universitarios
• Elena Lazos Chavero advirtió que en materia de suelos se requieren soluciones diversificadas
• El Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo cumplió un año de actividades
En México, al menos la mitad del territorio presenta algún tipo de degradación en el suelo, el cual es el soporte estructural y funcional de los ecosistemas terrestres; es un recurso valioso, pero finito, alertaron expertos de la UNAM.
Su relevancia, explicó la coordinadora del Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo (PUEIS), Blanca Lucía Prado Pano, se debe a sus múltiples funciones y fundamental papel en los ciclos del agua, aire y nutrientes, la adaptación al cambio climático, y otros servicios ecosistémicos esenciales para el bienestar humano, además de proveer 95 por ciento de los alimentos que consumimos.
En la ceremonia a distancia con motivo del primer aniversario del Programa, el secretario de Investigación y Desarrollo de la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM, José Manuel Saniger Blesa, consideró fructífero este periodo de actividades, tiempo en el cual se establecieron las bases para que en un futuro haya más productos y vinculación con los sectores gubernamental, empresarial y académico.
En los casi 50 investigadores que trabajan se integran los esfuerzos que se realizan en la institución con respecto al suelo. Además, el Programa tiene presencia importante en el sector académico y gubernamental. Ahora hay que trabajar más en la vinculación con el empresarial, y generar proyectos transversales en conjunto con otros programas universitarios, destacó.
Al retomar el uso de la palabra, Blanca Lucía Prado subrayó que al reconocer que el suelo es un recurso transversal para la concepción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible -que se encuentran en el centro de los problemas ambientales a resolver-, entenderemos que si lo cuidamos “atendemos las grandes dificultades que aquejan a la humanidad: cambio climático, producción de alimentos y las situaciones sociales que engendra su déficit: pobreza, desplazamientos, desigualdad, por mencionar los evidentes”.
La universitaria sostuvo que la gestión sostenible es la vía para conseguir su recuperación y preservación. Para lograrlo, es necesario trabajar en equipos multi, inter y transdisciplinarios.
En ese sentido, Prado Pano dijo que el objetivo del PUEIS es promover las colaboraciones entre especialistas e impulsar la participación de los diferentes actores: academia, gobierno, de diversos sectores sociales y producir, en conjunto, un impacto positivo en el estudio, preservación y aprovechamiento.
Desgate excesivo
Elena Lazos Chavero, del Instituto de Investigaciones Sociales, ofreció la conferencia “Mi tierra está cansada. Significados bioculturales y políticos de los suelos campesinos e indígenas”, en la cual expresó:
Proporcionan la mayoría de los alimentos que consumimos, secuestran y almacenan carbono, funcionan como reserva o filtrajes de agua, y albergan una enorme biodiversidad.
Hay una interrelación entre clima, nutrientes y carbono para la fertilidad; sin embargo, se han planteado “monosoluciones”, es decir, aplicación de fertilizantes para luego extraer la cosecha. En realidad para esa complejidad se requieren soluciones diversificadas.
La especialista alertó que las políticas de desarrollo han llevado al desgaste de ese recurso; ahora es necesario reconfigurar nuevas estrategias que pongan al centro este recurso natural y a la biodiversidad, además de desarrollar modelos productivos alternativos.
Asimismo, entender que se ha registrado un proceso de apropiación y desapropiación de los territorios indígenas, los cuales han sido mancillados, y donde hay una considerable migración, entre otros fenómenos.
Al concluir, aseguró que es necesario determinar por qué en el territorio nacional se presentan diferentes formas de erosión y degradación, a qué responde e insistir en la instrumentación de políticas agrícolas diferenciadas, transversales, acordes con la heterogeneidad de los procesos bioculturales que se registran en el país.