• Es un problema que no podemos desatender, a pesar de los avances: Eduardo Vega López, director de la FE
• La desigualdad disminuye progresivamente en el mercado laboral, salud y empoderamiento, destaca Sonia Frías Martínez, investigadora del CRIM

La violencia de género es resultado de desigualdades socialmente creadas, por lo que los movimientos recientes reclaman el derecho a tener una vida libre de este fenómeno en todos los espacios, afirmó Sonia Frías Martínez, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM.

En las instituciones de educación superior hemos visibilizado y “desnormalizado” el problema; por ello, se promueve la igualdad de género dentro y fuera de las universidades, dijo.

Al dictar la conferencia “La violencia de género en las universidades”, organizada por la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, la especialista en violencia contra mujeres, infantes, así como en acceso a la justicia, estimó que a nivel nacional aproximadamente 45 mil universitarias temen sufrir un ataque sexual en sus sitios de estudio.

De acuerdo con datos proporcionados por la investigadora, basados en la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, del INEGI, 51 mil mujeres mayores de 15 años de edad han sufrido tocamientos y manoseos no pretendidos en algún contexto educativo.

En lo referente al acoso basado en cuestión de género, Frías Martínez expuso que aproximadamente 130 mil universitarias a nivel nacional han recibido comentarios ofensivos en el sentido de que “no deben estudiar”.

Asimismo, 81 mil han recibido ofensas o humillaciones, solo por el hecho de ser mujer, y 87 mil han sido ignoradas o no tomadas en cuenta por su género.

La investigadora del CRIM sostuvo que el género ha sido invisibilizado, tradicionalmente olvidado en los programas de estudio, aunque esta desigualdad disminuye progresivamente en el mercado laboral, salud y empoderamiento, a partir de 1995.

“Sin embargo, no tendría que existir esa desigualdad; sí hemos hecho progreso, pero a lo mejor no a la velocidad que hemos querido”, dijo.

Existe en las instituciones de educación superior una aparente neutralidad, pero es una reproducción de las desigualdades de género, tanto al interior como al exterior.

“Tampoco hay que olvidar que las universidades son espacios muy complejos, para unos es un lugar de trabajo, para otros su sitio de estudio, por lo que hay que conocer y comprender a todo el personal que las compone”, resaltó.

Retos

En nuestras universidades la matricula a nivel nacional sobrepasa 50 por ciento de mujeres, y en el ámbito de posgrado (maestría y doctorado) alcanza 54 por ciento, por lo cual hay tres retos principales:

“Tener cero tolerancia a las violencias de género; promover la igualdad al interior y al exterior de las universidades para prevenir; y, por último, romper el círculo de la invisibilización”, apuntó Sonia Frías.

La universitaria sostuvo que lo anterior es porque en los centros de educación superior se viven tres principales violencias: hostigamiento y acoso; abuso sexual; y violencia de pareja.

“Esto no quiere decir que no se pueda producir una relación romántica entre pares; sin embargo, estas situaciones de acoso se viven en silencio y lo que buscamos es tener universidades más incluyentes, con igualdad de género y no discriminación”.

En tanto, Eduardo Vega López, director de la FE, quien fungió como presentador y anfitrión, expresó que en años recientes la UNAM ha emprendido avances notables en la materia.

“Desde antes, fundamentalmente con proyectos académicos muy importantes, pero desde hace unos siete u ocho años ya traducidos a su normatividad y a la legislación vigente”, indicó.

Subrayó: la Universidad Nacional registra avances para atender, prevenir y erradicar la violencia de género en su comunidad; sin embargo, es un problema que no podemos desatender.

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