• Las afectaciones bajo los inmuebles no suelen verse, alerta Wendy Morales Barrera, del Instituto de Geología de la UNAM
• Cuando hay socavamiento se puede percibir como movimiento telúrico con el paso de vehículos
La grieta que apareció recientemente en San Juan de Aragón se debe al hundimiento vertical del suelo por asentamientos irregulares y como consecuencia de la extracción excesiva del agua del subsuelo, consideró Wendy Morales Barrera, del Instituto de Geología de la UNAM.
Hace unos días vecinos de la zona reportaron una abertura de aproximadamente 40 metros de largo, formada frente al Centro Deportivo Francisco Zarco, en la alcaldía Gustavo A. Madero, de la Ciudad de México.
El hundimiento vertical o subsidencia, refirió, es un fenómeno que se presenta de manera paulatina, alcanzando un máximo de 250 milímetros por año, el cual puede verse acelerado debido a la ruptura de ductos de agua o bien sismos, como en el caso del 2017.
La experta en Dinámica Terrestre Superficial precisó que cuando se registra este tipo de situaciones es porque la infraestructura no soporta la presión, afectando las áreas de mayor debilidad donde hay diferentes tipos de asentamientos.
En este caso “pudieron ser pequeñas grietas que no eran continuas, cuando se da el proceso de la ruptura del ducto del agua se convierten en una sola, de ahí se genera la grieta de dimensiones considerables y que trae como consecuencia daños en viviendas, calles y por todo lo que cruzó”, precisó Morales Barrera.
La investigadora añadió que no es la primera en su tipo ni la más grande registrada en la Ciudad de México, pues en esta misma alcaldía, además de Iztapalapa y Tláhuac, se han reportado asentamientos diferenciales y también encontrado grietas con extensiones mayores.
En Aragón se ve así porque es el encadenamiento del agrietamiento y socavamiento que hacen más latente el colapso de la infraestructura, lo cual provoca la magnificación del problema. Si este agrietamiento coincide con fallas o fracturas antiguas (no activas) esto implica un efecto de asentamiento mayor, aunado a que en esta zona de la CDMX la geología es muy heterogénea, situación que genera hundimientos verticales diferenciales en distancias muy cortas y la formación de un marcado agrietamiento del terreno.
La experta en gestión y reducción del riesgo geológico precisó que las afectaciones bajo las viviendas y negocios no suelen verse, aunque están ahí, pero cuando hay socavamiento la gente puede percibir que algo no está bien, porque el paso de grandes transportes o un flujo alto de vehículos se sienten vibraciones que en muchas ocasiones como movimiento telúrico leve.
Morales Barrera recordó que el Atlas de Riesgos de la Ciudad de México fue elaborado por investigadores del Instituto de Geografía y Geofísica de la UNAM; en 2020 se hizo la entrega de la reciente actualización a la Secretaría de Gestión de Riesgos y Protección Civil de la CDMX.
“En este Atlas, en el que trabajamos por más de tres años, se actualizaron muchos de los fenómenos que impactan a la Ciudad de México. Los estudios no paran, siempre tienen que estar actualizándose y conlleva a que las autoridades tengan herramientas actualizadas para que tomen decisiones más adecuadas para disminuir el riesgo que tiene la población”, destacó la experta en Cartografía.
UNAMosAccionesContralaCovid19.