• Para Moisés Garduño García estamos ante la emergencia de un orden mundial distinto
• Con más de 90 por ciento de la población en pobreza, en Afganistán “tenemos una sociedad pauperizada y emigrada”: Arturo Oropeza García
• El deterioro estadounidense no es una cuestión abrupta, dijo Gilberto Conde
• Eugenio Anguiano Roch aseguró que el vecino país del norte intentó crear una sociedad afgana de tipo democrático, pero en una nación con otras características

Lo ocurrido en Afganistán no significa que Estados Unidos se haya derrumbado o esté al borde del colapso geopolítico, es un paso más del deterioro de larga duración, paulatino y a largo plazo de la hegemonía estadounidense a escala global. Incluso, China, Rusia ni ningún otro país aspira a llenar el vacío que dejó la Unión Americana en aquel país que hoy está bajo el control de los talibanes, señalaron expertos en la UNAM.

En el conversatorio “Afganistán y el gran juego del siglo XXI”, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), Moisés Garduño García, del Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, recalcó:

Estamos ante la emergencia de un orden mundial distinto, donde ningún actor puede imponer su propio orden de las cosas por sí solo en un sistema internacional de carácter interpolar, donde ya no hay sólo actores político estatales, sino polos de poder muy fuertes no estatales, como el talibán.

Además, se trata de un sistema internacional de amplia competitividad que, en plena crisis mundial detonada por la COVID-19, vulnera a las sociedades con marcos institucionales sumamente debilitados, precarios y en algunos casos colapsados como Libia, Yemen, Afganistán o Líbano, “que está también pendiendo de alfileres en términos políticos y sociales”.

A 20 años del 9/11 lo que experimentamos con el talibán, y con otras intervenciones, como la de Irak, es un “reflujo” del modelo democrático que en el caso afgano interpela a “una comunidad internacional que se quedó con el discurso del nuevo siglo americano”.

El dilema ahora es si se debe aislar a un grupo como el talibán que no parece tener las mínimas intenciones de tener un gobierno de inclusividad o representación étnica confesional y política, y dejar así a su suerte a millones de afganos que se quedaron en el país. O comenzar la apuesta por un movimiento que de democrático va a tener poco o casi nada, pero que potencialmente podría garantizar la estabilidad interna y la seguridad fronteriza que los vecinos de Afganistán necesitan. La apuesta se deberá resolver poco a poco, opinó Garduño García.

En su oportunidad, Arturo Oropeza García, del IIJ, explicó que Afganistán ha sido y es la puerta del sur de Asia, una gran extensión geográfica para el curso y tránsito de imperios, culturas y religiones. Su importancia es netamente geográfica y hoy la tiene porque por ahí se pretende el paso de gasoductos, oleoductos y la comunicación entre India, Pakistán, Irán y otros estados árabes; y desde luego, China.

A la luz de los resultados, lo que ha ocurrido en Afganistán es una derrota; después de 20 años de ocupación estadounidense no mejoró la sociedad, los ingresos o la modernidad. Con más de 90 por ciento de la población en pobreza, “tenemos una sociedad pauperizada y emigrada”.

El universitario planteó la necesidad de reflexionar si estamos ante una era euroasiática. “La homogenización de occidente no es como se previó y estamos definitivamente frente a una era posamericana, de Asia”. Por eso, este es un tema central de la geopolítica, aseveró.

Gilberto Conde, profesor-investigador del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México, consideró que esta historia geopolítica es “truculenta y fallida”, y lleva a otra: la de la consecuencia del fracaso de esa intentona de la administración George Bush hijo y sus asesores neoconservadores de moldear el mundo a su antojo.

Pero el deterioro estadounidense no es cuestión abrupta; EU no ha dejado de ser una potencia hegemónica en lo económico, político y militar, de la noche a la mañana, y ahora estamos viendo un reforzamiento paulatino de la fuerza e influencia de dos actores geopolíticos mundiales emergentes cada vez más importantes: China y Rusia, enfatizó el especialista.

Estos actores se verán beneficiados de la salida de EU de Afganistán, aunque tampoco será algo sencillo porque los estadounidenses seguirán teniendo diversas herramientas en la región, como influencia sobre Pakistán (que también es un aliado de China), Arabia Saudí, India y otros actores.

En tanto, el talibán tiene numerosas oportunidades geopolíticas en su relación con Irán, Catar o Turquía, y abrirán otras puertas “si actúan con cuidado”; empero, podría entrar en contradicción con el proceder de sus bases y sobre todo de los mandos medios, quienes piensan más en su programa basado en una cierta aplicación de la sharía o jurisprudencia islámica, sobre la sociedad.

Al hacer uso de la palabra Eugenio Anguiano Roch, exembajador de México en China, sostuvo que Estados Unidos intentó crear una nueva sociedad en Afganistán de tipo democrático, pero en un país con otras características. Por ese motivo y otros, no tuvo éxito en su proyecto.

Trataron de darle un sentido distinto a su primera acción bélica y de ocupación y por casi 20 años intentaron crear una nueva sociedad, pero con gobiernos que eran muy débiles porque nunca les dio independencia para que ellos pusieran sus propias bases de acción. Eso explica ese fracaso político y militar.

La intervención en aquel país, recordó, fue una respuesta iracunda del presidente Bush cuando declaró la guerra al terrorismo global y a los estados que daban cobijo a terroristas. Hoy, parece que los ganadores de esta situación son China y Rusia, que dejarán sus embajadas abiertas y negociarán con el nuevo régimen. En todo caso, va a ser difícil para los afganos la integración del gobierno, finalizó.

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