• Recibir amenazas de Estados Unidos para imponer represalias, no es nada nuevo, alertó Arturo Ortíz Wadgymar
• La renegociación del TLCAN era una oportunidad para salir de este tipo de acuerdos, dijo Moritz Alberto Cruz Blanco
Las perspectivas y amenazas en el Tratado entre México-Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ante la controversia presentada por empresarios estadounidenses para demandar “piso parejo” para las compañías del sector energético en México, puede ser un parteaguas para nuestro país, coincidieron especialistas del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM.

Durante la mesa redonda “Perspectivas y amenazas del TMec 2022”, los investigadores Arturo Ortíz Wadgymar y Moritz Alberto Cruz Blanco recordaron que en agosto pasado inició una serie de consultas respecto a posibles violaciones cometidas en materia energética por parte de nuestro país, en las cuales se tiene 45 días de plazo para realizar intercambios entre ambas partes.

Ante esta situación, Cruz Blanco dijo que en caso de perder se reforzaría la ausencia de desarrollo por la vía del comercio, sin mencionar la fragilidad financiera debido a la dependencia de otros capitales, que es parte del acuerdo comercial.

“Si el gobierno mexicano gana podría, de alguna forma, reinstalar el apoyo del Estado a empresas e industrias estratégicas para que sean palanca del crecimiento y desarrollo; es decir, una forma de proteccionismo. No se nos debe olvidar, todas las economías avanzadas fueron proteccionistas”, explicó.

A su vez, el universitario Wadgymar expuso que en caso de ganar, nuestro país nunca ha impuesto una represalia hacia el vecino del norte. Recordó el caso del azúcar, controversia que ganó, por lo que debía aplicar impuestos compensatorios a la fructuosa porque la dañaba.

“Pero Fox decidió que para no molestar a los Estados Unidos no iban a hacer ninguna represalia. Este tipo de cosas se ha visto, igual en el caso de los camiones en la frontera que fue el Ejército a retirarlos, entonces no se sabía si los negociadores estaban con México o contra él. Pensando en la situación actual del T-MEC creo que habría otro tipo de negociadores que deberían ver por México y no por sus patrones en Estados Unidos”, comentó.

En busca de la reciprocidad

Arturo Ortíz enfatizó que recibir amenazas de EUA sobre imponer represalias, aranceles, embargos o impuestos compensatorios, no es nada nuevo y debido a la creciente tensión por las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos se debe esperar problemas de aquí a noviembre, hasta que pase el proceso, pues se trata de un tiempo altamente politizado donde cada grupo político tomará lo que pueda y usarán al T-MEC para lo que les convenga.

El T-MEC es un acuerdo comercial multilateral para formar una zona de intercambio de productos, establece reglas y mecanismos de protección de los mercados y de acuerdos entre los países, liberando o eliminando los obstáculos arancelarios o impuestos, con el fin de ampliar los mercados de consumo.

El experto de la Unidad de Investigación sobre Economía Mundial del IIE recordó que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que funcionó de 1994 a 2020, sólo benefició a Estados Unidos, Canadá y Europa con la entrada de sus empresas con contratos leoninos que hoy quieren perpetuar; fue sustituido a partir de julio de 2020 por el T-MEC.

Ortíz Wadgymar argumentó que nuestro país tiene 15 tratados de libre comercio vigentes con 50 naciones, en los que hay múltiples negociaciones y llamados que en teoría buscan la cooperación, reciprocidad y seguridad entre los firmantes. En el caso del T-MEC hay capítulos importantes para proteger la agricultura, productos considerados de origen nacional y que no pueden ser objeto de comercio.

El capítulo 8 se dedica a la soberanía nacional, donde se establece que México es un país soberano, dueño de sus recursos -especialmente de los hidrocarburos- que son manejados por empresas del Estado y puede realizar cambios que favorezcan a la nación, sin dañar a compañías que anteriormente habían conseguido prebendas, explicó.

“No se puede discriminar a las empresas privadas y en ese sentido estamos en lo correcto, siempre y cuando esas empresas estén en términos legales, porque no es discriminación el decirles que tienen que pagar impuestos, el costo de transporte de la energía, porque se les está dando un trato de nacional”, enfatizó Ortíz Wadgymar.

Al proseguir, Alberto Cruz Blanco recordó que el comercio internacional tiene el objetivo de expandir los mercados, lograr que la producción tenga plazas que sean más lucrativas, como en su momento lo realizó el Reino Unido con la India, inclusive Estados Unidos, prohibiéndoles la exportación de productos que competían claramente con los suyos.

El doctor en Economía por la Universidad de Manchester señaló que las hoy naciones avanzadas fueron, en su momento, las «reinas del proteccionismo»: Gran Bretaña, del siglo VII al XVIII; mientras que Estados Unidos a lo largo del XIX.

En cuanto a México, explicó, el problema es que a partir de 1986 la tasa de crecimiento ha ido a la baja, si bien se exporta una cantidad importante nada de esto lleva beneficio a la población, se ha venido desindustrializando lo cual es preocupante si se considera que “este sector se ha desvinculado del resto de la economía, pues se dedica a exportar y no tiene vínculos con el interior, pues se importan todos los componentes y lo único que requiere del país es mano de obra barata”.

El ganador del Premio Universidad Nacional 2010 aseveró que la renegociación del TLCAN era una oportunidad para dar un paso atrás y salir de este tipo de acuerdos. Inclusive perdió su autonomía cambiaria, por lo que renunció al único instrumento que se tenía para mantener la competitividad o ajustar su balanza comercial.
Artículo recuperado de: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2022_759.html

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