• Los países donde se cuestiona el mecanismo electoral están ligadas con los peligros de este fenómeno: Aníbal Pérez Liñan
• Pedro Salazar Ugarte clausuró el diplomado “Elecciones, Representación Política y Gobernanza Electoral. Reglas, actores, procesos e innovación democrática”
Existe creciente preocupación en el mundo por la “erosión democrática”, porque los regímenes parecen ser desmantelados desde adentro por fuerzas políticas que han llegado al poder; es un proceso que no es nuevo, pero parece multiplicarse en años recientes, llegando incluso a países como Hungría, Polonia y, potencialmente, Estados Unidos.
Así lo consideró el investigador de la Universidad de Notre Dame, Aníbal Pérez Liñan, quien ofreció la charla “Las elecciones bajo sospecha: El ataque a las instituciones electorales y la defensa de la democracia”, con la cual concluyó el diplomado en “Elecciones, Representación Política y Gobernanza Electoral. Reglas, actores, procesos e innovación democrática”, organizado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.
Al clausurar los trabajos de esta actividad académica, el director del IIJ, Pedro Salazar Ugarte, recordó que el contexto en el cual se desarrolló permite visualizar el momento en el que se encuentran los procesos democráticos dentro y fuera de México.
Un diplomado de este tipo, que no se centra en las elecciones, sino en la representación política y la gobernanza electoral, y que incluye distintas dimensiones de actores, reglas y procesos, es importante y vigente, comentó.
Al retomar la palabra, el también profesor de Ciencia Política de la universidad parisina, Pérez Liñan detalló que actualmente se debate si ese fenómeno genera una ola de autocratización en el mundo, o si se trata de un proceso aislado en algunas naciones.
Como ejemplo se refirió al caso de Estados Unidos donde -dijo- el expresidente Donald Trump cuestionó los resultados de la última elección y sostiene que hubo una especie de fraude que no puede probar, lo cual impacta de manera directa en la credibilidad del proceso democrático.
Un artículo reciente publicado en el Washington Post refiere que en 2021 había división partidaria de la credibilidad en la contienda; por ejemplo 79 por ciento de los votantes demócratas creen que las elecciones son limpias, pero solo 27 por ciento de los republicanos que sufragan confían en el proceso electoral, en tanto que apenas la mitad de los independientes cree en la legalidad del mismo, apuntó.
“Esto, en una democracia que normalmente tratábamos como consolidada, es un problema evidente, pues significa que la credibilidad de las elecciones está en juego y va a continuar estándolo. Hay un mecanismo por el cual las legislaturas están rediseñando distritos, para que ciertos candidatos tengan ventaja en las próximas elecciones, lo que complicará aún más la credibilidad del proceso electoral en Estados Unidos”, explicó Pérez Liñan.
Las naciones donde se cuestiona el mecanismo electoral, agregó, están ligadas directamente con los peligros de la erosión de la democracia. Recientemente, a nivel internacional politólogos identificaron patrones comunes a este proceso: movilización y legitimación, triunfo electoral, reconfiguración del poder con la eliminación de controles, asegurar la permanencia del nuevo gobierno mediante la reelección, así como limitar las libertades civiles.
“El proceso es iniciado por fuerzas llamadas iliberales que llegan al poder de manera democrática, pero después utilizan los mecanismos para desmantelar los derechos civiles, derechos políticos y las libertades civiles desde adentro, y para esto tienden a buscar capturar el poder Judicial, tener mayor influencia sobre el poder Legislativo, eliminan mecanismos de rendición de cuentas horizontal en la democracia para utilizar su credibilidad electoral y avanzar en la consolidación de un proyecto, lo que puede terminar en un régimen autoritario, pero no siempre acaba así”, enfatizó.
Pérez Liñan precisó que suelen generarse mitos sobre los resultados de las elecciones previas para generar dudas y conseguir el apoyo de los electorados, lo que implica que el gobierno podrá controlar los mecanismos de gobernanza electoral, modificar las normas de elección y asegurar la reelección.
El gran dilema, abundó el politólogo, es identificar a los actores políticos que no están comprometidos con la democracia y que pueden ser iliberales, pues no hay un mecanismo que les permita alejarse de una postura política o que no sea malinterpretada como sesgo político en favor de otros.
“Lo más importante en este proceso es que no se debe caer en la tentación de combatir fuego con fuego, se debe ejercer moderación para demorar la autocratización y se debe preservar la unidad frente a la división”, enfatizó Pérez Liñan.