• Hugo López-Gatell se pronunció por evitar intermediarios en las compras de gobierno
• Ese mal existe desde que se fundó el Estado, dijo María Elvira Concheiro Bórquez, tesorera de la Federación
• Falta una formación ética desde los militantes de partido, sugirió el filósofo Enrique Dussel Ambrosini
La corrupción es un proceso social que atenta contra el Estado, cuya naturaleza es promover y defender intereses comunes. Es un mecanismo que emana fundamentalmente del sector privado, quien es su principal beneficiario y es capaz de desmantelar la capacidad del gobierno, afirmó Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, de la Secretaría de Salud.
Aclaró que eliminar la corrupción es un eje temático del actual gobierno, que implica entre otras cosas separar el poder político del económico y consolidar la compra pública, así como identificar a “duendes” o personas corruptas que actúan dentro del gobierno, quienes trabajan con “fantasmas” u operadores desde fuera del sector público.
Al participar en el panel “La 4T, combate a la corrupción y ampliación de lo público, alternativas en busca de bienestar” dentro de la Novena Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales. Tramas de las desigualdades en América Latina y el Caribe. Saberes, luchas y transformaciones, López-Gatell afirmó que en el sector salud trabajan con absoluto control de gobierno, para lograr un desmantelamiento del aparato de corrupción en el sector salud.
La moderadora del panel, Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades de la UNAM, destacó que la corrupción es un tema importantísimo que merece ser estudiado y debatido con mirada crítica, pues ha permeado a las estructuras políticas y económicas no solamente de nuestro país sino de otras naciones. En México desde 2018 es un tema de gobierno, que antes fue una promesa de campaña.
Afirmó que la corrupción tiene muchísimos niveles, mecanismos y dispositivos públicos y privados, que permiten cosas que no nos gustan y generan irritación social. “Por ello tenemos que hacernos preguntas muy serias y autocríticas acerca de hasta dónde hemos podido contribuir y cuáles son los retos que nos quedan por delante”, consideró.
María Elvira Concheiro Bórquez, tesorera de la Federación de México, felicitó la iniciativa de entrecruzar ideas y análisis entre la academia y quienes tienen funciones de gobierno, ejercicio útil para desentrañar causas del proceso de corrupción que existe desde que funciona el Estado.
“Hemos vivido una descomposición del régimen capitalista hacia formas cada vez más degradadas de obtención de la ganancia”, señaló.
Agregó que el dominio de un interés privado que ha cobijado la corrupción en el que hemos estado desde hace más de tres décadas ha permitido el predominio de un poder económico que promueve la corrupción. “Se perdía burocracia ante un interés privado y frente al enriquecimiento de empresas mal habidas”, comentó.
Enrique Dussel Ambrosini, tutor del posgrado en Filosofía de la UNAM, y profesor emérito de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa, consideró que la lucha contra la corrupción debe comenzar desde las bases militantes de los partidos políticos, en los que hace falta una formación ética, para no caer en los vicios del pasado. “No hace falta una nueva nomenclatura, sino seguir a las bases”, consideró.
En tanto, Silvana Rabinovich, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, consideró que en 2018 ganó la política y perdió la mercadotecnia y se pronunció por recuperar el sentido de lo público.
Destacó que el gobierno actual tiene frente a sí la tarea titánica de recuperar el territorio para sus pueblos. “Significa apoyar la soberanía alimentaria, energética, laboral y de salud”, concluyó.
Créditos de: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2022_471.html