• Significa modernizar la red de medidores y tomadores de datos, sustituir tuberías de más de 60 años y fomentar una cultura del agua que concientice sobre su uso
• Se redujeron en 50 por ciento las fugas del líquido en el campus y se cambiaron aproximadamente cinco mil muebles de baño, informó Fernando González Villarreal


Para ser ejemplo del adecuado consumo del agua y tener un diagnóstico preciso y constante de su situación en el campus central de Ciudad Universitaria, la Universidad Nacional cuenta con el Programa de Manejo, Uso y Reúso del Agua en la UNAM (PUMAGUA), con el cual de 2008 a la fecha redujo el consumo de líquido de 100 a 75 litros por segundo, aun cuando la población de esa zona aumentó de 135 mil a 180 mil usuarios.

“Cuando empezamos a trabajar hicimos un diagnóstico y encontramos que estábamos utilizando aproximadamente 100 litros por segundo a partir de tres pozos que se encuentran dentro del campus de Ciudad Universitaria. Aproximadamente el 50 por ciento de esa agua se perdía en fugas que se encontraban en su mayor parte en la red de distribución de agua potable que abarca 53 kilómetros en CU. Un 15 a 20 por ciento de esas fugas se encontraban dentro de los edificios por muebles de baño que no funcionaban con la eficiencia necesaria”, detalló el director de PUMAGUA e investigador del Instituto de Ingeniería (II) de la UNAM, Fernando González Villarreal.

De acuerdo con el experto, en la actualidad se abastece a la red de agua potable con 75 litros por segundo, se registra reducción de las fugas del 50 por ciento. La mayor parte de esta se logró al detectar pérdidas del líquido en la red –en coordinación con la Dirección de Obras Hidráulicas- y sustituir aproximadamente cinco mil muebles de baño.

También se cambiaron parte de los jardines por plantas de la Reserva Ecológica, que crecen sin necesidad de riego, lo que es una fuente más de control del gasto de agua. En PUMAGUA, fundado en 2008, “somos gestores del cambio, de un cambio hacia una mayor eficiencia”, afirmó González Villarreal.

Para avanzar más en el uso eficiente del vital líquido, como parte del Programa este año comenzó la sustitución de tuberías instaladas hace casi 60 años y que cumplieron su vida útil.

“Durante la pandemia, al bajar el consumo en muchos edificios, subieron las presiones de la red y hubo un incremento de las fugas que ya se controlaron de nuevo, y recuperamos nuestra pérdida de 25 litros por segundo. Además, de tres pozos que funcionaban ahora estamos usando dos, con lo que se redujo también el consumo”, enfatizó.

Ahora, el reto es hacer de Ciudad Universitaria un espacio hidrointeligente, al igual que a sus usuarios. Esto quiere decir que la tecnología que pusimos hace unos 12 años (medidores, tomadores de datos) ya cambió, y necesitamos ahora modernizar nuestra red, afirmó González Villarreal.

El experto precisó que un usuario hidrointeligente es aquel que sabe cuál es su red, cómo llega el agua a su sitio de uso e identifica qué hacer para que se reduzca su consumo; si existen fugas, las reporta para su control inmediato.

“También necesita conocer cómo se da el agua en el país y cómo hacer para generar una cultura de respeto a la calidad y buena gestión del agua, que también implica que los usuarios paguen por el servicio que reciben”.

Al abundar, aclaró que aquella que se extrae en CU de almacenamientos subterráneos es de excelente calidad, y solo requiere desinfección con cloro para garantizar que sea potable y segura.

En el II se miden en tiempo real seis distintos parámetros, entre ellos el cloro residual, temperatura, pH y turbiedad, lo que garantiza que si el agua que salió limpia tuviera algún contacto con microorganismos en el camino, el cloro residual los puede controlar.

“Tenemos un sistema de monitoreo en donde sacamos muestras cada mes y medimos que la calidad del agua sea la adecuada para consumo. Hemos instalado también dispensadores para que la comunidad pueda llenar sus botellas en un lugar con agua segura, y también muestreamos la calidad de estos. Recomendamos que no pongan filtros en los dispensadores, pues son contraproducentes si no se cambia el cartucho a tiempo”, alertó.
Entre las recomendaciones para contribuir a una adecuada cultura del recurso hídrico, González Villarreal sugirió usar el necesario para los servicios, pero no más. Es importante que los lavabos se usen con moderación y que las duchas en regadera sean cortas (no más de 10 minutos), así como reportar cualquier fuga.

Créditos: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2022_555.html

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