• Se trata del patrimonio natural de la UNAM y México que se conserva para compartirlo con las generaciones venideras
• Silke Cram Heydrich plantea hacer de las actividades cotidianas una fuente de investigación-acción
La Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) es un área natural urbana que pertenece a la UNAM. En ella se resguardan 237 hectáreas de un ecosistema único, el matorral xerófilo de palo loco, habitado por al menos mil 500 formas de vida nativas adaptadas a las condiciones naturales del sur de la Cuenca de México.
Ratificada en marzo pasado como secretaria ejecutiva de la REPSA para un segundo periodo (2022-2026), Silke Cram Heydrich mantiene como eje de su gestión en ese espacio un Plan de manejo adaptativo que inició en su primera administración y continuará aplicando de manera flexible a las condiciones del lugar. Se trata de un proyecto basado en el método científico para el planteamiento, reflexión, discusión y tratamiento de problemas ecológicos, sociales y administrativos.
El Plan fue aprobado por el Comité Técnico de la REPSA el 10 de junio pasado, como parte del refrendo de la Universidad sobre el compromiso de resguardar a partir de 1983 el ecosistema nativo de Ciudad Universitaria.
Busca ser una herramienta socio-ecológica que guíe y coordine las acciones de conservación de la vida silvestre nativa de Ciudad Universitaria, afirmó la especialista en suelos y también investigadora del Instituto de Geografía.
Cram Heydrich y su equipo de trabajo se enfocarán en reforzar las acciones emprendidas, actualizar el portal web, promover la documentación del proceso que busca hacer de las actividades cotidianas del manejo una fuente de investigación-acción, a partir de la cual se aporte a la formación de profesionistas.
En entrevista mencionó los seis programas que integran el proyecto: gobernanza, preservación, atención a factores de presión, comunicación socio-ecológica, manejo integral del paisaje e información y conocimiento.
La REPSA, acotó, significa una oportunidad única para reeducarnos y recrearnos en un ámbito diferente a la naturaleza artificializada que encontramos en los parques, camellones y áreas verdes de la ciudad.
“Su paisaje natural, el cual está circunscrito a la dinámica de Ciudad Universitaria y al de la megaurbe de la Ciudad de México, es un fiel reflejo del paisaje anterior a la transformación del Valle de México”, señaló.
Abarca 800 kilómetros cuadrados de derrame lávico del volcán Xitle, es decir, la tercera parte del campus universitario, representa el patrimonio natural de la Universidad Nacional y, por consiguiente, de la sociedad mexicana. Al conservarla y permitir que siga su proceso natural podremos apreciar su inigualable riqueza y compartir este legado con las generaciones venideras.
“Tenemos el privilegio de convivir con estas mil 500 especies de vida y de contar con este ecosistema. Cuidar la biodiversidad es una forma de cuidarnos a nosotros mismos”, expresó.
Para coadyuvar a proteger la vida silvestre de CU y conocer las acciones de conservación se puede consultar la página electrónica: www.repsa.unam.mx
Créditos: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2022_574.html