• En la megalópolis mexicana cohabitan con las personas 129 especies de anfibios, 252 de reptiles, 190 de mamíferos y 446 de aves; todos estos animales están amenazados: Leopoldo Vázquez Reyes
La creciente mancha urbana de la megalópolis mexicana muestra patrones de expansión desordenada, lo cual produce contaminación del aire y el efecto “isla de calor”, además de un exceso de viviendas y automóviles que modifican el paisaje y relacionan múltiples procesos con efectos negativos en la biodiversidad.

Sus habitantes consumen de dos a tres veces más recursos que en otras zonas del país, y la mayoría se perciben a menudo como la antítesis de la naturaleza, aseveró el profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala de la UNAM, Leopoldo Vázquez Reyes.

El experto recordó que esta región es uno de los centros urbanos más grandes y complejos del mundo, conformada por la Ciudad de México y los estados de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala. La habitan más de 35 millones de personas.

El suelo de conservación de la capital del país cuenta con una extensa área de bosques, matorrales, humedales y zonas agrícolas que conforman casi 60 por ciento de su superficie territorial. Sin embargo, más de tres mil hectáreas se encuentran ocupadas por asentamientos humanos irregulares, alertó.

Esta zona incluye las alcaldías Álvaro Obregón, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco. Además, la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel -ubicada en Coyoacán, dentro de Ciudad Universitaria- punto focal para el mantenimiento de la conectividad ecológica, consideró el experto.

Durante la conferencia “La otra cara de la megalópolis mexicana: biodiversidad y capital natural”, impartida en el auditorio Carlos Graef del conjunto Amoxcalli de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Vázquez Reyes destacó que los habitantes de la capital mexicana comparten el hábitat de la megalópolis con miles de especies de flora y fauna.

Enfatizó que la Ciudad de México -presente en la zona del Eje Neovolcánico, donde convergen las regiones biogeográficas Neártica y Neotropical- es, todavía, un hábitat de gran biodiversidad.

En la megalópolis conviven con los humanos 129 especies de anfibios (el 33 por ciento del país, 41 por ciento están amenazadas); 252 de reptiles (25 por ciento de la nación, ocho por ciento amenazadas); 190 de mamíferos (34 por ciento de México, siete por ciento amenazadas); y 446 aves (39 por ciento y tres por ciento, respectivamente), detalló.

Unos de los sitios donde se encuentra esta variedad de animales, además de una extensa flora, son: la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (extensión de roca volcánica del Xitle que resguarda 237 hectáreas de matorral xerófilo de palo loco); el Área de Protección de Recursos Naturales Lago de Texcoco (un humedal de 10 mil hectáreas y sitio clave de reproducción, alimentación y descanso de diversas aves).

Asimismo, las Chinampas del Humedal de Xochimilco (asociadas a un método tradicional prehispánico de agricultura en humedales y hogar del ajolote); y el Humedal de la Laguna de Zumpango (uno de los últimos relictos -remanente- de la Cuenca de México que alberga aves acuáticas que ahí anidan), entre otros. Vázquez Reyes destacó la necesidad de proteger el capital natural y valorar los servicios de los ecosistemas en el contexto urbano.

Afectaciones

Durante su conferencia titulada ¿Qué nos dice la ecología funcional del impacto del cambio climático sobre la biodiversidad? Una aproximación a vista de pájaro, el estudiante Acis Israel González Rodríguez comentó algunos resultados de la tesis de licenciatura en biología que realiza en el laboratorio con Vázquez Reyes.

El alumno de la FES Iztacala explicó que el cambio climático afecta a las aves por la elevación de la temperatura promedio, que causa un clima más cálido; debido a modificaciones en los patrones de precipitación, que ocasionan sequías prolongadas y lluvias breves e intensas; y por un cambio en la distribución de las condiciones ambientales, que implica que el hábitat apropiado para las especies no estará en el mismo lugar.

En la megalópolis existen 449 especies nativas, que representan 39 por ciento de la diversidad mexicana. De ellas, han sido analizadas 225 en el laboratorio de dicha entidad académica. “El cumplimiento de sus ciclos de vida está estrechamente vinculado con procesos de funcionamiento ecosistémico, por ello las aves son importantes para la función de los ecosistemas”.

De acuerdo con datos de un modelo de cómputo, el cambio climático provocará alteraciones regionales en las condiciones ecológicas (con más calor y aridez), modificaciones en la distribución espacial de las variables bioclimáticas (el hábitat apropiado para las aves cambiará de posición en el espacio) y variantes en la distribución potencial de las aves.

Además de las conferencias se realizó la inauguración de la exposición fotográfica “La megalópolis mexicana y su biodiversidad frente a la crisis del cambio climático”, en el vestíbulo del conjunto Amoxcalli. Se trata de más de 60 fotografías realizadas por ocho fotógrafos, casi todos de la UNAM.

La muestra está integrada por imágenes de académicos de la FES Iztacala, de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático; así como de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y la Alianza Mexicana de Fotografía para la Conservación.
En la inauguración estuvieron: Iris Liliana Flores Casiano, Omar Arellano Aguilar (ambos de la FC); David Prieto Torres y Leopoldo Vázquez Reyes (ambos de FES Iztacala; este último también curador de la muestra).

Artículo recuperado de: https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2023_173.html

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