• El maestro es quien debe evaluar y tomar decisiones, aseguró Yazmín Margarita Cuevas Cajiga
• Se estima que en Latinoamérica no regresarán a las aulas 25 por ciento de los profesores; en México hasta el seis por ciento de todos los niveles educativos, añadió
El enfoque pedagógico que debe adoptarse para el regreso a clases presenciales en educación básica tiene que estar centrado en las necesidades de aprendizaje de los alumnos, y no en la cobertura y el avance de los planes y programas de estudio.
Lo anterior, de acuerdo con Yazmín Margarita Cuevas Cajiga, doctora en Pedagogía y secretaria General de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM, quien añadió:
“La educación básica es muy compleja en México porque comprende un cúmulo de alumnos de diferentes niveles, nos referimos a 25 millones de estudiantes, un millón 200 mil maestros y a 233 mil escuelas de diferentes modalidades: urbana, rural e indígena, por lo que no hay soluciones homogéneas y únicas”.
Se debe determinar a qué se desea que regresen los alumnos, “a cumplir el plan de estudios o a señalar y reconocer que se tendrán estudiantes con diferentes niveles de aprendizaje”.
La especialista en Políticas Educativas expuso que aun cuando hay estudiantes quienes durante la pandemia han logrado el autoaprendizaje, por sus características socioeconómicas y biológicas, hay quienes no han recuperado la instrucción en el año que dejaron de asistir a la escuela.
“En otros países lo que hicieron fue seleccionar cinco aprendizajes para cada grado, que fueran imprescindibles y en ello basaron las clases”, mencionó.
Gramática pedagógica
La manera en la cual el sistema educativo mexicano confrontó a la pandemia, fue darle prioridad a la cobertura de los contenidos y los planes de estudio y no a lograr los aprendizajes; esa ha sido la política, describió Cuevas Cajiga.
No obstante, lo que necesitamos es un plan donde intervengan colaborativamente los maestros para diagnosticar a sus propios grupos tras la educación remota.
“El maestro debe tener la sensibilidad para trabajar con sus alumnos, hablo de un enfoque pedagógico que se le llama ‘Centrado en el alumno’ o ‘Centrado en el aprendizaje’, porque se parte de las necesidades y los intereses de los educandos, más allá del contenido”, agregó.
Por ejemplo, cuando decimos que tienen que aprender a leer o escribir en su primer ciclo o año, nos remitimos solo a lo pedagógico centrado en la enseñanza y en los contenidos, más no en los aprendizajes.
Diagnóstico de aprendizaje
Para la especialista de la FFyL el actor fundamental en el regreso a las aulas será el docente. “Tenemos que confiar en ellos, pedirles que hagan diagnóstico de aprendizaje de su grupo, y a partir de eso que tomen las decisiones de qué es lo que tienen que trabajar con los estudiantes.
“Esto implica confiar en nuestros maestros. Habrá escuelas en las que se podría apelar por un modelo híbrido, pero otras que no. Él debe tomar esa decisión, tiene que ser el maestro, no la autoridad central; que la decisión pedagógica de cómo trabajar con los alumnos recaiga en ellos”, aclaró.
Antes de la pandemia, continuó, el profesor de educación básica era una figura desvalorada. Hoy el Estado, los padres de familia y los propios alumnos reconocen que no se puede tener educación sin maestros.
Sin embargo, por diversos motivos relacionados con el SARS-CoV-2 se estima que en Latinoamérica no regresarán a las aulas 25 por ciento de los profesores, y en México hasta seis por ciento en todos los niveles educativos, afirmó.
No será fácil regresar a todos los docentes a la escuela, porque hay quienes están muy preocupados por su salud y eso es legítimo, considera la especialista.
De América Latina, aseveró Cuevas Cajiga, somos de los países que no han abierto sus aulas; naciones como Uruguay y Chile, ya lo han hecho.
“Sostengo que se debe regresar, primero, por una cuestión de socialización. El aprendizaje tiene siempre un lado social, se da entre compañeros, entre pares y con la dirección del maestro, los padres no están preparados para ser profesores”, enfatizó.
La especialista universitaria dejó en claro que para ningún sector ha sido fácil la crisis sanitaria; para poder comprenderla, es algo parecido a una guerra.
“¿Qué pasó en los sitios que han tenido conflictos de muchos años?, ¿cómo está ahí la educación?, ¿cómo fue tras la Segunda Guerra Mundial?: se suspendió, y es un cambio muy similar, ahora toca repararse a nuestra educación”, concluyó