• Miguel Ángel Mendoza González, Marcos Valdivia López y Luis Eduardo Guarnizo Llanos analizaron las repercusiones del dinero proveniente del extranjero en nuestro país
• Participaron en la mesa “Nuevas dimensiones sociales y económicas en las remesas en México”

Las remesas que México recibió durante el año pasado no fueron tan importantes para la macroeconomía, aunque sí para algunas entidades vinculadas a la migración y a actividades económicas ligadas a Estados Unidos donde empieza a registrarse mayor recuperación, la cual podría generar más desigualdad en nuestro país, afirmó el académico del Posgrado de Economía de la UNAM, Miguel Ángel Mendoza González.
Por la pandemia de la COVID-19, expuso, se estimó que estos envíos de dinero desde el extranjero caerían entre 27 y 30 por ciento, pero se mantuvieron, incluso crecieron toda vez que representaron cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y tuvieron efecto de amortiguamiento en algunas regiones mexicanas.
“Parece ser que las economías que tienen mayor vinculación con Estados Unidos son las que se están recuperando rápidamente y van a llevar a otro nivel de desigualdad, más alto en 2021. Los aspectos estructurales que tienen que ver con estas desigualdades y que se pueden vincular a la migración y las remesas, se tienen que pensar en otros términos que debemos empezar a delinear, porque las cosas sí cambiaron”, dijo Mendoza González al participar en la mesa “Nuevas dimensiones sociales y económicas en las remesas en México”.
En el evento a distancia, organizado por el seminario “Procesos y actores de la Población” del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), el especialista en temas de crecimiento y desarrollo expuso que una hipótesis del mantenimiento de las remesas fue que la política fiscal de Estados Unidos, de ayuda generalizada a individuos y empresas, pudo haber beneficiado a algunos migrantes. Sin embargo, es posible que haya otros factores.
¿Favorable para todos?
Se ha sobredimensionado el beneficio de las remesas al país, pues al revisar su efecto en el PIB son pocas las entidades en las cuales se logró un efecto contracíclico, de amortiguamiento, consideró Marcos Valdivia López, investigador del CRIM y experto en Economía Urbana y Regional.
“Hay que identificar los estados en los que no existe efecto contracíclico, ese elemento de amortiguamiento, pues en principio tendrían que recibir ayuda por otros medios, entre ellos están Morelos, Puebla y Nayarit”, expuso.
Afirmó que el gobierno mexicano ha maximizado el efecto de las remesas y no ha tenido una política pública agresiva para detener caídas del PIB en entidades que, por ejemplo, dependen del turismo de forma importante como Baja California y Quintana Roo.
“La manera como actuó en el uso de las remesas no se diferencia de la bandera desarrollista del Banco Mundial de hace 20 años. Se vio como elemento para fomentar desarrollo y eso es bastante grave”, aseveró el académico universitario, en la mesa moderada por el director del CRIM, Fernando Lozano Ascencio.
 
Costos ocultos
Luis Eduardo Guarnizo Llanos, profesor emérito del Departamento de Ecología Humana de la Universidad de California en Davis, Estados Unidos, refirió que el Banco Mundial y expertos estimaron que las remesas cayeron, en 2020, hasta 25 por ciento a nivel global; en México y América Latina aumentaron.
Sin embargo, cuestionó que estos envíos de dinero se mantuvieran por los subsidios que el gobierno de Estados Unidos ofreció. Con datos sociodemográficos de esa nación resultó evidente que quienes tuvieron más posibilidad de acceder a ellos fueron las personas con mejores trabajos e ingresos, no así las áreas de servicios y la construcción, en la que se concentran los mexicanos. Tampoco la agricultura, en la cual representan cuatro por ciento.
 
Se estima, agregó, que 19 por ciento de los migrantes mexicanos tienen estudios de licenciatura o más, lo que representa aproximadamente dos millones de personas. “Muchos migrantes no perdieron el empleo, pero no recibieron apoyos y fueron los más expuestos a contagio y muerte”.
Para el experto, éste es uno de los costos ocultos de las remesas que deben tomarse en cuenta, no verlas como flujo financiero gratuito, como un subsidio, pues tienen un costo humano, social, psicológico, de sobrexplotación y vulnerabilidad que no se ha discutido. Estimó que los apoyos fiscales en Estados Unidos ayudaron a aumentar la desigualdad entre los mexicanos en esa nación.

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